En una esquina emblemática de Chapinero, un nuevo punto gastronómico abre sus puertas con una propuesta clara: convertir la comida en un acto social. Se trata de Bikinis, un restaurante inspirado en el arte del tapeo, que llega a la zona con un enfoque mediterráneo y una mirada contemporánea que apuesta por compartir, conversar y disfrutar sin prisa.
Lejos de la formalidad, Bikinis propone una experiencia donde los platos pequeños son los protagonistas. Cada preparación está pensada para ir al centro de la mesa, fomentar el diálogo y permitir que los sabores se descubran en conjunto. La carta reinterpreta el tapeo clásico con libertad creativa, sin perder la esencia de la tradición.
El ambiente acompaña la propuesta: cálido, acogedor y diseñado para que la conversación fluya. A esto se suma una cuidada selección de vinos que va desde etiquetas clásicas hasta propuestas naturales, pensadas para maridar con la diversidad de sabores que ofrece la cocina.
Al frente del proyecto gastronómico está el reconocido chef Andrius Didziulsi, quien, junto a su equipo, diseñó una carta que honra los sabores de siempre a través de técnicas culinarias innovadoras. La filosofía de la cocina se basa en una selección meticulosa de proveedores locales, priorizando ingredientes de la más alta calidad y frescura.
La propuesta incluye una destacada oferta de mar y mariscos, carnes maduradas de gran carácter y preparaciones delicadas como el cochinillo y el cordero lechal, siempre respetando la autenticidad del producto y el cariño en cada elaboración.
“Bikinis es un lugar donde la amistad y la buena comida se encuentran para crear momentos inolvidables”, asegura Didziulsi. Según el chef, la intención es transportar a los comensales a esos bares entre amigos donde el tiempo parece detenerse, la conversación se alarga y cada plato llega a la mesa con una historia detrás.
Con su apertura, Bikinis-Bar de Amigos aspira a convertirse en un nuevo clásico de la ciudad: un refugio urbano al que siempre se quiera volver para celebrar la amistad, compartir historias y disfrutar de una buena mesa en el corazón de Chapinero.
