Cuando uno se encuentra con Juan Sebastián Gómez, cabeza de lista al Senado por la coalición Ahora Colombia, lo primero que descubre es que detrás del político hay un hombre que nunca ha dejado de ser barrista, melómano y roquero. “Yo no colecciono vinilos, los acumulo”, dice entre risas, mientras describe su casa llena de discos y domingos dedicados a caminar por la ciudad con su esposa y sus perros.
Su historia política no nació en un aula jurídica ni en una oficina de partido. Nació en las tribunas del fútbol, en esas graderías que explica como “una escuela de vida”. Hace veinte años, recuerda, decidió lanzarse por primera vez al concejo de Manizales para trabajar por las causas que lo atravesaban: la cultura, la paz en el fútbol y los temas animalistas. Desde entonces, empezó una carrera que lo llevaría a ser concejal tres veces, presidente del Concejo y de la Asamblea, representante a la Cámara y hoy, candidato al Senado.
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Pasiones que lo mueven: música, estadios y punk
Juan Sebastián vive con la música a cuestas. “Cada día es como una banda sonora”, dice. Se despierta con una canción que le define el ánimo y viaja incluso fuera del país para ver conciertos o partidos de fútbol en vivo. Por eso, cuando le preguntan qué género representa mejor la política, no duda: “El punk. Es crítico, disruptivo y político por naturaleza. A la política le cae bien el punk.”
Aun así, si algún día pudiera organizar un evento para políticos, apostaría por algo muy distinto: música clásica. “Les pondría Bach, Tchaikovsky… algo que obligue a parar, pensar y respirar”, asegura. Un contraste necesario para un mundo que, dice, vive en modo “hard techno”, acelerado y sin pausa.
Romper el molde político también tiene costos
Ser un político distinto no ha sido fácil. Lo han estigmatizado desde el inicio: le preguntaban si se iba a cortar el pelo, si dejaría de usar tenis o si era apropiado que el presidente de una Asamblea fuera un barrista “descamisado” en el estadio. Más recientemente, cuando su coalición anunció que sería él quien encabezaría la lista al Senado, se repitió la historia: “¿Cómo van a poner a un desconocido de Manizales?”, escuchó.
Aun así, la decisión fue rápida y colectiva. En una reunión de apenas quince minutos, las fuerzas de la coalición acordaron que el Nuevo Liberalismo, partido mayoritario, propondría al cabeza de lista. Jennifer Pedraza, Robledo y otros líderes respaldaron su nombre, resaltando su capacidad para respetar las diferencias.
La coalición que funciona porque piensa distinto
Para Juan Sebastián, uno de los mayores retos de la política colombiana es que nadie entiende bien cómo funciona el sistema electoral. Por eso, explica sin rodeos por qué su coalición une a partidos de centroizquierda, centro y centroderecha: la ley permite que partidos que no superan cierto porcentaje puedan unirse para sobrevivir y proponer alternativas reales.
Ese equilibrio ha sido posible porque, dice, no obligan a nadie a votar igual en temas sensibles como libertades individuales. Él mismo ha tenido debates profundos con Pedraza o con el partido Mira, especialmente en asuntos relacionados con la Ley Integral Trans. Y aun así, han logrado acuerdos. “Si seguimos buscando qué nos diferencia, este país no avanza. La política debe buscar qué nos une”.
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Cultura: la herramienta para transformar a Colombia
Para él, lo más transformador que existe es la cultura. Insiste en que la nueva Ley General de Cultura se está quedando corta y que el Ministerio debe potenciar las expresiones culturales regionales, desde las manifestaciones indígenas hasta el barrismo social, que asegura es más profundo de lo que algunos imaginan: “El fútbol colombiano es el torneo más regionalista del mundo. Cada territorio lo vive distinto”.
Su reflexión más dura llega al recordar la muerte de Miguel Uribe y la reacción de algunos asistentes cuando el expresidente Santos fue a rendir honores. “Me impresionó el nivel de polarización. Ni siquiera respetamos la institucionalidad”. Por eso, asegura que el próximo presidente deberá encontrar un propósito colectivo de país, algo que hoy no existe ni siquiera en torno a la Selección Colombia.
Su padre, un galanista decepcionado tras el asesinato de Luis Carlos Galán, siempre intentó disuadirlo de hacer política. “Me decía: ‘La política lo va a decepcionar’”. Y aun así, Juan Sebastián siguió. Hoy, dice, cargar el afiche de Galán es también un homenaje a él.
A los ciudadanos les pide una sola cosa: aprender de política. Entender cómo funciona el sistema, qué puede prometer un candidato y qué no. “La sociedad es la que debe salvar la política”, insiste. “Todos somos actores políticos, no solo los que estamos en campaña”.
